Pastel Mazana de la abuela con natillas: un dulce recuerdo familiar
1. Prepara la base del bizcocho
Precalentar el horno a 180°C y untar con mantequilla un molde para bizcochos (24 cm de diámetro).
En un bol, bata la mantequilla con el azúcar hasta que quede cremosa. Agregue los huevos, uno a la vez, y continúe mezclando.
Tamizar la harina con la levadura en polvo y añadirla a la mezcla de mantequilla y huevo, alternándola con la leche. Agregue la ralladura de limón y una pizca de sal, revolviendo hasta que quede suave.
Vierta la mezcla en el molde para pasteles y nivele bien con una espátula.
2. Prepara las natillas
En una cacerola, calienta la leche con la vainilla hasta que rompa a hervir.
En un recipiente aparte, bata las yemas de huevo con el azúcar y la harina.
Vierta la leche caliente sobre la mezcla de huevo, revolviendo constantemente para evitar que los huevos se cocinen. Regrese todo a la cacerola y cocine a fuego lento, revolviendo constantemente, hasta que la crema espese.
Una vez lista, transfiera la crema a un bol y cúbrala con una envoltura de plástico, asegurándose de que la película toque la superficie de la crema para evitar que se forme una costra. Deja que se enfríe.
3. Montaje de la tarta
Una vez que la base del bizcocho esté lista y enfriada, esparce las natillas uniformemente sobre la masa.
Coloque las rodajas de manzana encima de la crema, disponiéndolas armoniosamente.
Hornea el bizcocho a 180°C durante unos 40 minutos, o hasta que la superficie esté dorada y las manzanas blandas.
Retira el bizcocho del horno y déjalo enfriar antes de espolvorearlo con azúcar glas.
Recomendaciones
Variaciones: Puedes añadir nueces picadas o pasas a las natillas para darle un toque extra al postre.
Almacenamiento: El bizcocho se conservará bien durante 2-3 días a temperatura ambiente, cubierto con una campana o en un recipiente hermético.
Conclusión
La tarta de manzana con crema pastelera es un postre sencillo pero lleno de sabor, perfecto para cualquier ocasión. Con esta receta, puedes llevar la calidez y la bondad de la tradición a la mesa, dando a tus seres queridos un momento de dulzura y nostalgia. ¡Buen provecho!
