Paso 2: Preparar la crema
Calentar los líquidos: En una cacerola grande, calienta la leche y la nata a fuego medio hasta que comience a hervir.
Batir las yemas con el azúcar: En un tazón aparte, bate las yemas de huevo con el azúcar hasta que la mezcla quede suave y cremosa.
Mezclar con la maicena: Disuelve la maicena en un poco de leche fría y agrégala a la mezcla de yemas, batiendo bien.
Cocinar la mezcla: Vierte lentamente la mezcla de yemas y maicena en la leche caliente, batiendo constantemente para evitar que se formen grumos. Cocina a fuego medio-bajo hasta que la mezcla espese (esto puede tardar unos 5-7 minutos).
Añadir la vainilla: Una vez espesa, retira del fuego y agrega la esencia de vainilla. Deja que la crema se enfríe a temperatura ambiente, removiendo de vez en cuando para evitar que se forme una capa gruesa encima.
Paso 3: Preparar el glaseado de chocolate
Derretir el chocolate: En un tazón, calienta la nata en el microondas o en una cacerola pequeña hasta que esté caliente pero no hirviendo. Agrega el chocolate troceado y deja reposar por unos minutos para que se derrita. Revuelve hasta obtener una mezcla suave.
Añadir la mantequilla: Incorpora la mantequilla al chocolate derretido y mezcla bien hasta que quede brillante y suave.
Paso 4: Montar el pastel
Verter la crema sobre la base: Una vez que la crema esté completamente fría, vierte la mezcla sobre la base de galleta ya enfriada.
Cubrir con el glaseado: Vierte el glaseado de chocolate sobre la crema, extendiéndolo con una espátula para cubrir toda la superficie del pastel.
Refrigerar: Deja que el pastel repose en el refrigerador por al menos 4 horas o, mejor aún, durante toda la noche para que tome una buena consistencia.
Paso 5: Servir y disfrutar