Buñuelos de Calabaza
Migas de Harina
Tamiza la harina y la levadura directamente sobre la mezcla de calabaza y huevo. Remueve hasta que la harina se integre; al principio la masa será densa, pero se irá suavizando a medida que absorba los ingredientes líquidos. Añade agua de cocción de la calabaza, o leche si no tienes, poco a poco. Agrega solo lo necesario hasta obtener una masa suave y un poco densa, que se pueda manejar con una cuchara pero no demasiado líquida.
En una sartén profunda o cazo, calienta abundante aceite. Es importante que el aceite esté caliente pero no demasiado, para que los buñuelos se cocinen bien por dentro sin quemarse por fuera (fuego medio-alto).
Con la ayuda de dos cucharas, toma porciones pequeñas de masa y colócalas cuidadosamente en el aceite caliente. Trata de que sean de tamaño similar para que se cocinen uniformemente. Deja que los buñuelos se cocinen hasta que estén dorados y esponjosos, girándolos si es necesario para que se cocinen de forma pareja. Sácalos y colócalos en un plato con papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
Mientras aún están calientes, reboza los buñuelos en una mezcla de azúcar y canela para darles un toque extra de dulzura y aroma. Sirve tus buñuelos de calabaza calientes y disfruta de su textura suave y sabor dulce. ¡Son perfectos para compartir!
Consejos para unos buñuelos perfectos:
La masa debe ser algo espesa pero no demasiado, de modo que puedas formar fácilmente los buñuelos y que no se deshagan al freírlos.
Mantén la temperatura del aceite constante; si el aceite está muy caliente, los buñuelos se dorarán demasiado rápido y podrían quedar crudos por dentro.