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Bolitas de salchicha: el refrigerio que nunca llega a la mesa

Cómo hacerlas (sin destruir tu cocina)

Tan fácil que podrías hacerlas medio dormida un sábado por la mañana (no confirmo ni niego haberlo hecho).

Precalienta el horno a 350°F (175°C).
Que esté listo mientras preparas la mezcla.

Mezcla todo.
Coloca la salchicha, el queso y la mezcla para bizcochos en un bol grande y mézclalo con las manos. Sí, es un poco desordenado, pero vale la pena. Si queda muy seco, agrega una cucharada de leche hasta que se forme una masa que se pueda moldear.

Forma bolitas.
De unos 2.5–3 cm de diámetro (1–1.5 pulgadas), del tamaño de un bocado.

Hornea durante 20–25 minutos.
Hasta que estén doradas y huelan increíble.

Y listo. Sin darles la vuelta, sin vigilar el horno, sin complicaciones.

Consejitos de mi cocina
Usa la salchicha fría. Se mezcla mejor y mantiene la forma.

Forra tu bandeja de horno con papel encerado o aluminio. Te ahorra limpiar después.

Ralla tu propio queso si puedes. Derrite mejor y sabe más rico.

¿Quieres más sabor? Agrega un toque de ajo en polvo o cebollinos picados. No es necesario, pero eleva el sabor.

Salsas para acompañar (sí, son brutales)
Aunque las bolitas se pueden comer solas, si quieres subir el nivel, sírvelas con alguna salsa:

Aderezo ranch: Sabías que venía.

Mostaza con miel: Dulce, ácida y deliciosa.

Alioli picante: Para los amantes del picante.

Jarabe de arce: Sí, lo dije. ¡Pruébalo antes de juzgar!

Cómo prepararlas con anticipación y congelar
¿Tienes brunch? ¿Visitas en casa? Estas bolitas te salvan la vida.

Para congelar:
Haz las bolitas y colócalas en una bandeja en el congelador durante 30 minutos. Luego guárdalas en una bolsa hermética.

Para recalentar:
Hornéalas congeladas a 350°F (175°C) durante 10–15 minutos o hasta que estén bien calientes. También puedes calentarlas en microondas, pero el horno las deja más crujientes.

Perfectas para cualquier ocasión
Te juro que estas bolitas son las reinas de los snacks. Prepara una tanda para:

Día de partido: Con cerveza fría, ¡anotas touchdown!

Mañanas navideñas: Con huevos revueltos y rollos de canela.

Reuniones familiares o potlucks: Llévalas y verás cómo desaparecen.

¿Antojo nocturno? Tú sabes que sí.

Un último apunte (y un poquito de ego)
No digo que me haya convertido en la “chica de las bolitas de salchicha” de mi familia, pero… ok, sí lo soy. La gente me las pide por nombre. Si llego sin ellas, hasta mi tía Patty me mira raro.

Hazlas una vez y lo entenderás. Son cálidas, saciantes, con ese toque grasoso que reconforta… y saben a algo que tu abuela haría con amor.

Así que la próxima vez que necesites un poquito de consuelo, salta lo industrial. Prepara estas bolitas de salchicha, sírvete una bebida bien fría y disfruta los pequeños placeres de la vida—como ese queso que se estira al morder, o robar la última del plato sin que nadie lo note.

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