Cómo se hace :
Preparar las capas: Con cuidado, coloca una hoja de masa filo en un molde y pincélala con mantequilla derretida. Repite este proceso formando varias capas.
Agregar el relleno: Espolvorea una mezcla de pistachos picados, nueces y un toque de canela sobre la primera capa de masa. Continúa alternando capas de masa y frutos secos hasta completar.
Hornear: Corta en rombos o cuadros antes de hornear para facilitar el servicio. Hornea en horno precalentado a 180°C (356°F) durante unos 25-30 minutos, o hasta que las capas estén doradas y crujientes.
Bañar y reposar: Mientras aún está caliente, vierte un jarabe caliente hecho con miel, vainilla y un poco de agua. Deja reposar al menos 4 horas o toda la noche, para que la baklava absorba la miel y quede jugosa y aromática.
Consejos y puntos a tener en cuenta :
Control de la textura: Si prefieres una baklava más crujiente, hornea un poco más, pero sin que se queme. Para una textura más suave, deja reposar el postre más tiempo.
Personalización del dulzor: Para una versión más dulce, aumenta la cantidad de miel en el jarabe. Si quieres reducir el azúcar, opta por miel de buena calidad y añade unas gotas de limón para equilibrar el sabor.
Frutos secos: Además de pistachos y nueces, puedes experimentar con almendras, avellanas o incluso una mezcla de varias nueces.
Decoración: Añade un toque de pistachos picados, hojas de menta o incluso un chorrito de chocolate negro derretido para un acabado más sofisticado.
¿Quieres que tu baklava luzca aún más atractiva?
Intenta pincelar las capas con un poco de miel antes de hornear para un brillo irresistible, o espolvorea con azúcar glas una vez enfriada. La presentación no solo enamora el paladar, sino también la vista.
¿Por qué te encantará?
Este postre no solo deleita con su sabor, sino que también invita a compartir momentos especiales. La combinación de texturas crujientes, aromas cálidos y miel dorada hará que todos quieran repetir. ¡No hay nada como saborear una auténtica baklava casera!