ALBÓNDIGAS DE CALABAZA RELLENAS: ¡UNA DELICIA FIBROSA PARA TODOS!
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ALBÓNDIGAS DE CALABAZA RELLENAS: ¡UNA DELICIA FIBROSA PARA TODOS!

Prepara la masa:

En un bol, mezcla el puré de calabaza con el pan rallado, el queso parmesano, el huevo, una pizca de sal, pimienta y nuez moscada si quieres un toque aromático. La masa debe ser blanda pero moldeable. Agregue más pan rallado si es necesario.
Forma las albóndigas:

Toma una pequeña cantidad de masa y aplánala en la palma de tu mano. Inserte un trozo de queso fibroso en el centro y cierre para formar una albóndiga. Repita hasta que la masa esté terminada.
Cocción:

Coloque las albóndigas en una bandeja para hornear forrada con papel de hornear y unte ligeramente con aceite de oliva virgen extra. Hornee en un horno precalentado a 200 ° C durante unos 20 minutos, dándoles la vuelta a la mitad de la cocción, hasta que estén doradas. Alternativamente, puedes freírlos en una sartén con un poco de aceite hasta obtener una corteza dorada.
Consejos para servir y almacenar:
Servir: Disfrútelos calientes para apreciar el corazón fibroso, tal vez acompañados de una salsa de yogur o una ensalada fresca.
Almacenamiento: Puedes guardarlos en la nevera en un recipiente hermético durante 2-3 días. Antes de servir, caliéntelos en el horno o sartén para restaurar la suavidad y el corazón fibroso.

Variaciones:
Sin gluten: Reemplace el pan rallado por una versión sin gluten.
Versión vegetariana: Puedes añadir hierbas como el perejil o el tomillo para darle un toque de frescura.
Fritas o al horno: Para un resultado más indulgente, intente freírlas en aceite de semillas.
PREGUNTAS FRECUENTES:
1. ¿Puedo usar otro tipo de queso para el relleno?
Sí, pruebe el provolone, el emmental o incluso el gorgonzola para obtener un sabor más atrevido.

2. ¿Cómo evitas que las albóndigas se descompongan mientras se cocinan?
Asegúrate de que la masa no esté demasiado húmeda. Agregue pan rallado si es necesario y selle el queso herméticamente por dentro.

3. ¿Es posible congelarlos?
Sí, puedes congelarlos crudos en una bandeja. Una vez congelados, transfiéralos a una bolsa de comida y cocínelos directamente sin descongelarlos.

¡Prueba estas albóndigas de calabaza con corazón fibroso y conquista el paladar de tus invitados!

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